Tradiciones de Guatemala visten de color a noviembre (+Fotos)

Las tradiciones más arraigadas de Guatemala visten hoy de color a noviembre, cuando platillos típicos, barriletes de colores y visitas a cementerios son formas peculiares de las familias para recordar y agasajar a sus muertos.
El primer día del mes lleva a la mesa el fiambre, típico para la ocasión y una especie de ensalada fría con mezcla de quesos, carnes, huevos y verduras curados en un caldillo muy especial.
Su receta consta de hasta 50 ingredientes diferentes, pero los chapines imponen los recortes necesarios que dicta el bolsillo sin perder su esencia y colores predominantes, blanco o rojo, este último por la remolacha.
La costumbre se remonta a unos 100 años después de la conquista española y simboliza la unión de la vida, por las verduras, y la muerte, por las carnes frías.

Surtido de embutidos de la cocina española y vegetales de la guatemalteca, es también una inequívoca muestra del mestizaje en el plano gastronómico, sin olvidar cierta influencia árabe por los quesos, aceitunas, alcaparras y otros aderezos.

Su preparación pudiera parecer simple a primera vista, pero lleva varios días de labores que involucran casi siempre a todos los miembros de la familia, en particular, a los más aventajados en la técnica del caldillo, el toque distintivo del plato declarado como Patrimonio Cultural Intangible de la Nación en 2019.

Endulzan el banquete postres como torrejas, jocotes (ciruela) y garbanzos en miel, preparados especialmente cada 1 y 2 de noviembre.

Pero la tradición más masiva comienza siempre en horas de la madrugada del Día de Todos los Santos (1 de noviembre), cuando los guatemaltecos acuden a los cementerios para visitar y celebrar con sus ausentes.

Este año, por la pandemia de la Covid-19, permanecerán cerrados; sin embargo, con protocolos de seguridad estuvieron abiertos hasta ayer para que nadie se quedara sin recordar a sus difuntos.

Y contrario a lo que se piensa, ese encuentro no es un momento de duelo, sino de festejo y goce espiritual.

Es imperdonable no llegar con coronas y cruces de flores, o simples ramilletes de pino –según el bolsillo del hogar-, como muestra de cariño y respeto hacia quienes partieron.

Volar barriletes gigantes (papalotes) sobre las tumbas, en los municipios de Sumpango y Santiago Sacatepéquez, y el ritual de la Carrera de las Ánimas en Todos Santos Cuchumatán, Huehuetenango, son otras de las ofrendas que resumen sincretismo cada día de Todos los Santos y de Muertos, pero esta vez se transmitirán de modo virtual.

Como antes sucedió con la Semana Santa, máxima explosión de cultura y religión en el país de la eterna primavera, los guatemaltecos tienen que conformarse con vivir este 1 y 2 de noviembre desde la intimidad de sus hogares y con responsabilidad por la pandemia.

Comunicar a los vivos con los muertos será esta vez más desde el recuerdo y la espiritualidad, porque tradiciones tan a flor de piel nunca pasan por alto.

En:PL

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