¡Unidad!. Por: Raúl Alejandro Palmero Fernández

Jóvenes cubanos.

Hay tanto que nos une, y tan poco que nos separa..

«La unidad», la «unidad»……tantas veces proclamada y repetida, pero no siempre practicada y defendida. ¿Cuántos siglos más de explotación nos hacen falta para aprender las lecciones de la Historia?

¿Acaso hemos olvidado que todos nuestros fracasos se debieron a la desunión, y que todas nuestras victorias a la unidad popular?

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Archivo CD: Testimonios del 11 de julio, cuando se desató la violencia

Carros de la policía de Cuba que fueron volcados por los manifestantes en una calle de La Habana. Foto: AFP

Cuando Janett Rodríguez se levantó este domingo, no sabía que más tarde tendría un sentimiento enorme: desconsuelo. Mientras organizaba las tareas de uno de los proyectos de la Universidad Tecnológica de La Habana para mejorar la gestión hospitalaria en instituciones de la capital, no imaginó que luego andaría recorriendo las calles en otro intento por defender lo suyo. Lo nuestro. La Habana, 11 de julio de 2021.

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Los valores y las tecnologías: Primero saber “a dónde ir” y después “cómo ir”. Por: Agustín Lage Dávila

Bandera cubana en la plaza de la Revolución. Foto: Abel Padrón Padilla/ Cubadebate


Está en la sabiduría popular el consejo de que “es mejor saber a dónde y no saber cómo, que saber cómo y no saber a dónde”.


Lo esencial del debate económico y social en Cuba no es técnico, es de valores.
¿A dónde queremos ir?


No basta con hacer el inventario de los problemas de la economía que tenemos que resolver. Esos se discuten todos los días, en la calle, en los medios, en las redes sociales, y en cualquier espacio: los precios, los salarios, el abastecimiento, el cambio real de la moneda, los actores económicos, el balance entre sector estatal y no estatal, la economía informal, la factibilidad de la planificación, el margen de autonomía de las empresas, la dinámica de respuesta de los organismos estatales, el balance entre control y crecimiento, los cambios que se deben hacer, los modelos económicos a estudiar y un largo etcétera.


Son temas vitales, pero por muy importantes que sean (y lo son) no podemos nunca olvidar que a todos ellos los atraviesa un tema mayor, que es el del consenso en el sistema de valores con el que tenemos que analizar y resolver los problemas de hoy.


De manera irónica lo decía así Yanis Varoufakis, exministro de Finanzas de Grecia: “La economía no es una ciencia. En el mejor de los casos, es una especie de ideología con ecuaciones”.


Ciertamente, no es tan así como lo dijo Varoufakis, y la economía contiene conocimiento científico, en el sentido de regularidades y reglas que se extraen de los datos empíricos del mundo real, pero también es cierto que la manera en que se interpretan esas regularidades y la manera en que se utilizan para tomar decisiones tienen raíces en los valores éticos que guían la sociedad humana en la que ocurren los debates económicos. No ocurren en un vacío político, como pudiera ser el caso cuando los físicos debaten sobre la ley de la gravedad o las partículas elementales.


Por eso, nuestra primera y gran tarea es reforzar el consenso social sobre “a dónde queremos ir” con los cambios necesarios en la economía.


Queremos una economía que, sin aislarnos del mundo (“injértese en nuestras repúblicas el mundo”… dijo Martí) refuerce la soberanía nacional, porque sin ella no podremos hacer nada eficaz para defender nuestros valores.


Queremos una economía que sustente y desarrolle la justicia social, porque sin ella ni siquiera la existencia de la nación tendría sentido.


Queremos una economía solidaria, sin excluidos ni desamparados.


Queremos una economía que valorice la espiritualidad de la cultura cubana y la universalidad de la educación, porque sin ello caeríamos en el “agujero negro” del consumismo y la banalidad.
Queremos una economía de alta tecnología, porque es la manera en que el conocimiento conecta con la producción y los servicios y le aporta valor agregado a lo que exportamos, y porque transitamos a una estructura demográfica que exige productividad con trabajadores de mayor edad, y también de mayor educación.


Queremos una economía cuyas palancas fundamentales estén en manos del Estado, como representante del poder del pueblo, pues sin una economía dirigida conscientemente y estratégicamente en beneficio de todos, la democracia sería algo vacío de contenido.


No malgastemos esfuerzos y palabras buscando sinónimos, todo eso se llama socialismo. Y el pueblo lo sabe.


Recuerdo un incidente en un debate sobre la economía cotidiana en un parque de Santiago de Cuba, donde las críticas a errores, insuficiencias y lentitudes (reales) fueron derivando por uno de los participantes en críticas a la Revolución misma, lo cual hizo saltar a los otros y decir en tono muy santiaguero algo así como: “Qué va, compay… ¿qué basura está diciendo?… a la Revolución no se le toca”. El pueblo sabe dónde está el límite entre la crítica justa y necesaria, y la erosión de los valores.


¿Cómo ir?


Dicho todo esto, y a partir del consenso sobre a dónde queremos ir con la economía, hay que hablar también sobre cómo llegamos ahí, y entonces caemos en los temas técnicos, en los aspectos concretos de los cambios que hay que hacer, pues no hacer los cambios necesarios, con la dinámica necesaria, puede poner en riesgo, por otro camino, los mismos valores que defendemos.


Desde el inicio de las transformaciones económicas revolucionarias en los años sesenta, han transcurrido otros 60 años. Y en ese intervalo el mundo cambió.


Las relaciones de producción son dependientes del nivel de desarrollo de las fuerzas productivas. Carlos Marx descubrió esa ley hace más de 100 años.


En los años sesenta estábamos todavía en la llamada “segunda revolución industrial” (producción en masa, cadenas de montaje, estandarización de productos, energías fósiles, electrificación). Todavía no se había construido la primera computadora personal, ni mucho menos las redes e internet, cuya expansión condujo a la tercera revolución industrial.


Y ahora entramos en la era de la Cuarta Revolución Industrial: inteligencia artificial, procesamiento masivo de datos, robótica, biotecnologías, nanotecnologías, manufactura aditiva, nuevos materiales, energía inteligente, sensores en las máquinas, fábricas inteligentes, etc.


Cuando en el párrafo anterior usamos la primera persona del plural para decir “entramos”, ello significa que no basta con que las transformaciones de nuestras relaciones de producción tengan en cuenta el nivel de desarrollo de las fuerzas productivas dentro de nuestro país. Nuestro sistema de dirección de la economía tiene que estar influido por el nivel de desarrollo de las fuerzas productivas en el mundo. Y ello es así, no por una aspiración banal de modernidad o vanidad científica, sino porque en paralelo con el cambio tecnológico de los últimos 60 años se ha desplegado un alto grado de globalización de la economía, que hace imposible el desarrollo de un país sin un alto nivel de conexión de su economía con la economía mundial.


Las empresas del siglo XXI nacen, se desarrollan y mueren a una dinámica superior a las del siglo XX. Las empresas del siglo XXI cambian permanentemente sus productos y servicios, a tono con el desarrollo tecnológico y la evolución de la demanda.


En esas empresas, la creatividad de los trabajadores (no solo la disciplina laboral y tecnológica) es el principal determinante de la productividad. Allí los procesos productivos y de desarrollo de nuevos productos y servicios no ocurren solamente intramuros, sino que se completan frecuentemente por cadenas productivas y asociaciones con otros actores, dentro y fuera del país; asociaciones que involucran a cada vez más actores del sector presupuestado, tales como universidades e instituciones científicas. La economía del siglo XXI conecta directamente la ciencia con la producción y borra las fronteras operacionales entre el sector empresarial y el sector presupuestado.


Esa economía de alta tecnología, basada en la ciencia y la innovación, se acomoda mal a los esquemas de dirección vertical, estandarización de procedimientos y planificación material de corto plazo, que son un producto de la segunda revolución industrial de mediados del siglo XX.


Esos procedimientos nunca fueron “un error”, funcionaron bien para aquel nivel de desarrollo de las fuerzas productivas. El error sería pretender aplicarlos a la economía del siglo XXI.


El desarrollo científico y técnico no genera automáticamente desarrollo económico si no está acompañado de innovación gerencial. Esa creatividad en las formas de gestión tiene que ayudarnos a remover cuatro obstáculos hoy visibles en nuestro camino:


1. La insuficiente dinámica del proceso de creación de nuevas empresas de base tecnológica.
2. La limitación de los dispositivos de protección financiera durante la etapa de maduración de nuevas empresas.
3. La gestión de pequeñas y medianas empresas estatales y su operación en igualdad de condiciones con los actores no estatales.
4. La capacidad de inserción internacional de las empresas, entendiendo que inserción internacional es mucho más que comercio exterior.


Y todo esto hay que hacerlo desde la propiedad socialista de todo el pueblo, que según la Constitución incluye (Articulo 24) los “bienes de carácter estratégico para el desarrollo económico y social del país”.
La propiedad y la gestión


Formas de propiedad y formas de gestión son dos cosas bien diferentes.


Tenemos que innovar, y mucho, en las formas de gestión de nuestras empresas, para hacerlas cada vez más eficaces como protagonistas del desarrollo en el escenario económico y tecnológico del siglo XXI. Eso es lo que significa saber “cómo ir”.


Pero, al mismo tiempo, tenemos que defender con firmeza la propiedad estatal socialista de todo el pueblo, para llegar a la economía próspera, sostenible, solidaria y de justicia social que queremos. Eso es lo que significa saber “a dónde ir”.


Obviamente, no todos los sectores avanzan a igual ritmo hacia una economía basada directamente en la ciencia y la innovación, ni todos tienen el mismo punto de partida. Hay que contar con esa heterogeneidad.


Pero, por esa misma inevitable heterogeneidad, es que los sectores y empresas más cercanos a las tecnologías de la cuarta revolución industrial (que los tenemos), aunque no sean aún los de mayor peso en nuestra economía, están llamados a convertirse no solamente en fuentes de innovación en sus tecnologías específicas (software, electrónica, comunicaciones, automatización, robótica, biotecnología, y otros), sino tambien en polígonos de ensayo para nuevas formas de gestión que puedan después ir derramándose hacia otros sectores.


No hay recetas ni “manuales” (ni debe haberlos), pero hay mucho consenso en los valores de la sociedad que queremos construir, y mucha voluntad de hacerlo. Encontraremos los caminos.

Ser mujer. Por: Michel E Torres Corona

Ana Hurtado Martínez, en el coloquio internacional Patria, de la Casa de las Américas. Foto: Ariel Cecilio Lemus.

Verla en ese video me provocó una mezcla de tristeza y admiración: ella sola, frente a un hombre cobarde, que la emboscó, que la atacó a traición, que la agredió por la mera razón de que pensaba distinto, que defendía una forma alternativa de organizarnos como sociedad. Se llama Ana Hurtado y la conocí en La Habana. Hablamos poco pero me pareció una persona buena, honesta.

En un mercado de Europa, ese continente que se vanagloria de ser un territorio de tolerancia y respeto a los derechos humanos, alguien entendió que era valioso y pertinente humillarla en público. O tratar de hacerlo, al menos. Ana respondió con entereza, ella sola, frente a un hombre cobarde. Los enemigos de la causa que ella defiende trataron de maquillar el suceso: tanto que dicen defender posturas feministas, tanto que dicen estar a favor de la lucha por la justicia, trataron de mostrar aquello como algo normal. O peor, callaron, cómplices.

Ana es una mujer joven. Presentó hace muy poco un documental sobre Cuba, sus muchas vertientes culturales, el sincretismo religioso. Investigando sobre nuestro país se enamoró de la Revolución, ese proceso convulso que ha estado sacudiendo a la identidad nacional desde 1868 y que es, ante todo, un suceso cultural. Un montón de tatuajes le cubren la piel y suele hablar de forma atropellada, como si siempre tuviera muchas cosas que decir. Y tiene muchas cosas que decir, y la valentía para decirlas.

Apenas vi el video le escribí. “Acá en Cuba somos menos agresivos”, bromeé. Si le hacía falta buscar refugio, si le hacía falta estar en un lugar donde la entendieran y acogieran, si necesitaba buscar ese último reducto donde su forma de ver la realidad fuera comprendida, aquí estaba Cuba socialista. Y sí, a Cuba sé que regresará una y mil veces, pero sé que también es importante que ella esté allá, en otras costas, luchando por la verdad de nuestro país.

Recuerdo un reportaje que alguna vez vi en redes sociales, donde una periodista de Miami le preguntaba a un manifestante comunista por qué no se iba a Cuba. “Porque allá ya triunfó la Revolución, aquí es donde hay que hacerla”, respondió con una sonrisa. Recuerdo también al Che, en aquel discurso en el cual sentenció que hacían falta muchos Vietnam. Por mucho que defendamos el socialismo en Cuba, por mucho que resistamos, necesitamos que la causa del socialismo se multiplique en distintos focos del planeta. En ello nos va la vida.

Ana es parte de eso. A donde quiera que vaya, va con la bandera de Cuba, la bandera del socialismo, la bandera de Fidel. Por eso me da tristeza que la agredan, cuando ella no agrede a nadie; por eso me enorgullece verla responder con virilidad a su agresor.

Virilidad. Fidel, ante la Plaza, cuando el crimen de Barbados: “Cuando un pueblo enérgico y viril llora, la injusticia tiembla”. La virilidad, asociada al género masculino, implica un grupo de virtudes: el valor, la entereza, la responsabilidad, la consecuencia. Intoxicados por siglos de machismo, hemos asumido esos rasgos como inherentes a la condición masculina. “Poco hombre”, pensamos de inmediato, cuando vemos a Ana, mujer, sola, emboscada por aquel cobarde. Ser hombre implica que nunca atacaríamos a una persona así, especialmente a una mujer.

Sin embargo, Ana nos demuestra que la virilidad no es cosa exclusiva de hombres. Hay que ser mujer, mucha mujer, para defender a Cuba en un ambiente hostil. Hay que ser mucha mujer para enfrentarse con entereza a un hombre cobarde. Hay que ser mucha mujer para luchar como lo hace Ana. Por eso me sacudo la tristeza y dejo, sola y limpia, la admiración. Eso es lo único que deben inspirar personas como Ana Hurtado. Admiración y gratitud, compañera, solo eso.

(Tomado de Granma)

¿Sociedad civil?. Por: Michel E Torres Corona

El primer secretario del Partido y presidente de la República de Cuba, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, habla ante la sociedad civil excluida de la IX Cumbre de las Américas. Foto: Estudios Revolución.

Es un video de hace muchos años: tres hombres en pantalla gritan consignas a favor del proceso revolucionario cubano. Uno de ellos, enardecido, exclama: “¡Abajo el imperialismo!”; luego: “¡Abajo la contrarrevolución!”. Toma entonces fuerzas para cerrar con broche de oro: “¡Abajo los derechos humanos!”.

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Pioneros y jóvenes de fiesta en #Cuba

Pioneros y jóvenes de fiesta en #Cuba

Niños, adolescentes y jóvenes celebran hoy los 60 años de la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC) y los 61 de la Organización de Pioneros José Martí (OPJM). En lugares al aire libre e instalaciones recreativas del territorio nacional se han realizado actividades culturales, conciertos, eventos deportivos, excursiones y acampadas, con muestras del talento joven que se forma en la Brigada de Instructores de Arte José Martí, vinculada a la UJC y la OPJM.

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PROFESORA UNIVERSITARIA EXPLOTA Y HABLA DE LA REALIDAD DE LAS NIÑAS Y LOS NIÑOS DE #CUBA.

PROFESORA UNIVERSITARIA EXPLOTA Y HABLA DE LA REALIDAD DE LAS NIÑAS Y LOS NIÑOS DE #CUBA.

María del Carmen Hernández Carús, profesora de la Universidad Central «Marta Abreu» de Villa Clara en Cuba, escribió una contundente respuesta ante una publicación que describía a un pionero cubano preguntándole a unos turistas qué cosa eran Los Cayos de Cuba a modo de burla por su inocencia y aparente situación.

Su post titulado «¿Tristeza? Averigua bien» critica a quienes utilizan a las niñas y los niños cubanos para difamar de la Revolución que ha fundado la Mayor de las Antillas, y comparte su experiencia personal como una manera legítima de la verdad que expone.

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63 años de Revolución en #Cuba o el desafío de la resistencia creativa.(Video).

63 años de Revolución en #Cuba o el desafío de la resistencia creativa.(Video).

La edificación de un proyecto de sociedad nuevo, basado en los principios de justicia social, solidaridad y emancipación, nació un día como hoy en Cuba y perdura tras 63 años de desafíos y resistencia creativa.

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Díaz-Canel dirige mensaje de felicitación al pueblo cubano. (Video).

Díaz-Canel dirige mensaje de felicitación al pueblo cubano. (Video).

“Junto a mi familia, quiero enviarles un abrazo a todos, invitándolos a emprender juntos el camino del Año Nuevo, con optimismo y alegría”, agregó el jefe de Estado.

En ocasiones anteriores Díaz-Canel ha resaltado la heroicidad, el talento y la creatividad del pueblo de la isla para hacer frente a las adversidades de 2021 ante el recrudecimiento del bloqueo de Estados Unidos y la situación de la Covid-19.

#Cuba celebra el aniversario 60 de su declaración como territorio libre de analfabetismo.(Video).

#Cuba celebra el aniversario 60 de su declaración como territorio libre de analfabetismo.(Video).

Este 22 de diciembre se cumplen 60 años de la declaración de #Cuba como territorio libre de #Analfabetismo. Gracias a ese esfuerzo inicial, la #Revolución formaría a miles de técnicos, maestros e ingenieros en estas seis décadas.

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Inagotable #Fidel.

Inagotable #Fidel.

Por Guille Vilar.

Tengo la más profunda convicción de que, para las nuevas generaciones, la capacidad de análisis de la historia no puede estar limitada a las experiencias que les ha tocado vivir individualmente. Para entender en toda la amplitud el legado de Fidel, mientras más ampliemos la mirada hacia nuestro pasado, más comprenderemos la trascendencia del impacto de su obra en los destinos del pueblo cubano.

Cada cual podrá escoger a qué suceso histórico hacer referencia en el cual aparezca involucrado el líder histórico de la Revolución Cubana.Unos comentarán sus encendidas palabras en la despedida a las víctimas del atentado terrorista contra una nave de Cubana de Aviación, otros recordarán el vibrante discurso conocido por Los Cinco Puntos de Cuba en medio de la Crisis de Octubre. Inagotables serán las aristas en que llegará el Comandante a cada uno de los que lo han, de algún modo, conocido.

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