
Estados Unidos está atrapado entre su identidad como “país de inmigrantes” y país envenenado con xenofobia y racismo históricos que han sido elevados a niveles alarmantes por fuerzas neofascistas en los últimos años. En imagen de hace unos días, un migrante latino durmiendo en las calles de Los Ángeles. Foto Ap.
Hay un número sin precedente de peregrinos en el mundo –refugiados, migrantes, exiliados– que se han visto obligados a despedirse de sus hogares, de sus familias, de sus amados, de sus mundos, para ir a buscar posada, muchos en países que comparten responsabilidad en provocar el éxodo a través de políticas económicas, guerras, su contribución al cambio climático y más.