
Casi todos tenemos algún vecino, amigo o pariente que ha contemplado, como proyecto de vida, tirar sus anclas en otros mares.
Casi todos tenemos algún vecino, amigo o pariente que ha contemplado, como proyecto de vida, tirar sus anclas en otros mares.
Es una decisión personal y una realidad cada vez más extendida en este mundo; sin embargo, a la hora de dar la noticia en una prensa crecientemente parcializada y dudosamente profesional, según la cual nuestra Isla es encarnación del mal, los cubanos «huyen», «escapan», mientras que todos los demás, que van por decenas de miles hacía el norte, simplemente emigran.
Puentes de Amor aplaude las conversaciones migratorias sostenidas la semana pasada entre los gobiernos de Cuba y los Estados Unidos. El diálogo y la negociación deben ser las vías para que ambos países lleguen a acuerdos que beneficien a sus pueblos. Estas conversaciones migratorias tienen un trasfondo.
Al cabo de cuatro años en que Estados Unidos no estuvo dispuesto a sostener intercambios oficiales con Cuba en el tema migratorio, el 21 de abril pasado se reunieron con tal propósito delegaciones de ambos países en Washington DC.
La Ley de Ajuste Cubano ha sido quizá el más claro ejemplo de que su objetivo no es que los cubanos emigren, sino que lo hagan fuera de los parámetros legales, exponiendo incluso sus vidas
Sin excepciones, una tras otra, las administraciones estadounidenses que se han sucedido desde 1959 hasta la fecha han instaurado la utilización de una retórica hipócrita en lo que se refiere a sus políticas contra Cuba.
Una falacia repetida hasta el cansancio por los detractores de la Revolución Cubana sostiene que la Mayor de las Antillas era considerada antes de 1959 un país de inmigrantes.
La realidad es que hasta los inicios de la década del 30 del siglo XX fue así, pero la crisis económica, política y social que afectó al país en esos años, y que se agravó en los 50, provocó que se invirtiera este proceso y el flujo migratorio cambió, siendo muchos más los que salían que los que llegaban al país.
Cuba reiteró a Estados Unidos su preocupación por las medidas de ese Gobierno que estimulan la migración, pero la impiden de manera legal y ordenada.
A través de un comunicado, la Cancillería caribeña subrayó que Washignton genera las condiciones socioeconómicas que incitan a la emigración y sus acciones, entre ellas el reforzamiento extremo del bloqueo económico, provocan pérdidas de vidas humanas.
Asimismo, estas medidas de Estados Unidos conllevan a «la comisión de delitos de tráfico ilícito de migrantes, fraude migratorio y trata de personas, situación que afecta a los dos países y la región».
Durante esta jornada ambas naciones sostuvieron conversaciones migratorias presididas respectivamente por el viceministro de Relaciones Exteriores de la isla, Carlos Fernández de Cossío y la subsecretaria adjunta de Estado del Buró de Asuntos del Hemisferio Occidental, Emily Mendrala.
Las partes revisaron el cumplimiento de los Acuerdos Migratorios bilaterales y el compromiso mutuo de garantizar una migración regular, segura y ordenada.
Según la declaración, la delegación antillana insistió en la obligación del gobierno norteño de garantizar la emisión en La Habana de no menos de 20 mil visas anuales a cubanos para emigrar a esa nación, compromiso que se incumple desde 2017.
Cuba enfatizó que no existe justificación para mantener interrumpido ese servicio en la isla y obligar, al aspirante a emigrar, a viajar a Guyana para que su solicitud sea procesada.
La Cancillería reiteró que Estados Unidos debe cesar de obstaculizar y violar los derechos de los cubanos a viajar a terceros países del área y reclamó el cumplimiento de los acuerdos migratorios bilaterales en su integralidad y no selectivamente.
Los dos países celebraron la primera ronda de conversaciones sobre temas migratorios desde 2018, cuando fueron suspendidas unilateralmente como parte de la política de máxima presión aplicada por el entonces presidente Donald Trump.
En 2015 escribí un ensayo que se titulaba Estados Unidos, la hegemonía no termina de morir, la fase de dominación ya ha comenzado. La tesis principal era que la etapa de hegemonía unipolar que había comenzado con la caída del Muro de Berlín y la implosión de la Unión Soviética, estaba llegando a su fin, y se entraba en una fase peligrosa donde Estados Unidos trataría por todos los medios, incluida la extorsión y la violencia, de mantener el liderazgo político, económico y militar.
Hoy se verán las caras en Washington una delegación cubana encabezada por el viceministro de relaciones exteriores Carlos Fernández de Cossio y sus contrapartes estadunidenses. La cancillería isleña informó que la delegación participará en una nueva ronda de conversaciones migratorias.
En todo caso, se trata de la representación cubana de más alto nivel que ha sostenido reuniones con funcionarios de Estados Unidos desde que el presidente Joseph Biden llegó a la Casa Blanca. En ese sentido, el solo hecho de conversar entre países vecinos es muy positivo en un momento en que Washington da al mundo muestras de suma belicosidad.
Desde el 1ro de enero de 1959 el gobierno de Estados Unidos inició la manipulación del tema migratorio cubano, al aceptar asesinos, torturadores y ladrones del gobierno del dictador Fulgencio Batista que huyeron de la justicia, a pesar de los reclamos oficiales de Cuba por las causas pendientes que tenían. A todos los consideraron refugiados, a pesar de que muchos arribaron de forma ilegal, dando inicio a este término para los que salían de la Isla.
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