
En 2009, al cerrar la Cumbre de las Américas, en Trinidad, el entonces presidente estadounidense Barack Obama hizo un inusual comentario. Reflexionó sobre conversaciones con varios líderes que hablaron de Cuba y específicamente de los miles de médicos de Cuba que están dispersados por toda la región.
Era un recordatorio, dijo, de que con Estados Unidos la única interacción que se ha tenido con muchos de estos países era en la lucha antidrogas o ensayos militares. Obama tardaría ocho años más en poner fin al programa implementado por George Bush en 2006, que buscaba reclutar a personal médico de las brigadas internacionales cubanas para que desertaran.