
Cuando el presidente Andrés Manuel López Obrador anunció el acuerdo con su homólogo cubano Miguel Díaz-Canel para que médicos cubanos vinieran a prestar sus servicios en México, ardió Troya.
Se desató una campaña de mentiras y calumnias sin límites contra los profesionales cubanos proferidas por políticos, mayormente del Partido Acción Nacional(PAN), intelectuales orgánicos del antiguo régimen y medios rabiosamente opositores, que son la gran mayoría. Según ellos de la isla vendrían “supuestos” médicos, espías, adoctrinadores. Pusieron en duda su competencia profesional y hasta la validez de sus títulos, dijeron que venían a arrebatar el trabajo a médicos mexicanos. Como si desde hace muchos años no existiera un reconocimiento de la comunidad médica y las agencias especializadas internacionales hacia el rotundo éxito y las prácticas éticas del sistema de salud, de las ciencias médicas y de la cooperación médica que presta Cuba en la actualidad a 59 naciones.