Semanas atrás la Casa Blanca dio a conocer su largamente esperado documento sobre la Estrategia de Seguridad Nacional 2022 (ESS) que habría de guiar la política exterior de la Administración Biden.
Esta clase de informes se tornaron obligatorios desde 1987 a los efectos de comunicar al Congreso la visión del Poder Ejecutivo sobre los problemas que menoscaban la seguridad nacional del país. La ESS debe explicitar los cambiantes desafíos que el escenario internacional plantea a Estados Unidos –tema especialmente relevante en el contexto del actual derrumbe del orden mundial de posguerra– y los recursos con que se cuenta para enfrentarlos.
Líderes y activistas preocupados en los Estados Unidos han hecho un llamado urgente en la edición dominical del New York Times, exigiendo a Biden que levante temporalmente las sanciones y permita que Cuba compre los suministros que se necesitan con urgencia para la reconstrucción después del huracán Ian.
Una mujer, que está en un grupo de migrantes que fueron trasladados a Martha’s Vineyard, Massachussets, carga a su hijo mientras son alimentados afuera de una iglesia. (Ray Ewing / Associated Press)
Es cuestión de tamaño, pero depende de la vara con que se mida. En conferencia de prensa en el Departamento de Estado la semana pasada, el vocero Ned Price se ha largado una gran perorata contra los grandes estados que intimidan a los pequeños y les impiden “ejercer su soberanía, elegir sus propias asociaciones, adoptar su propia política exterior (…) La dominación es el nombre de este juego”. El poder es un señor muy distraído. Price se refería a China, obviamente.
Andrés Manuel López Obrador ha hecho de la denuncia del bloqueo a Cuba y de la lucha por su levantamiento una de las principales banderas de su política exterior. Foto: RT en Español.
El presidente Andrés Manuel López Obrador ha hecho de la denuncia del bloqueo a Cuba y de la lucha por su levantamiento una de las principales banderas de su política exterior, basada en históricos principios consagrados en la Constitución mexicana.
La IX Cumbre de las Américas comienza hoy en Los Ángeles, California, bajo la sombra del fracaso y ausencias que podrían propinar un revés al presidente de Estados Unidos, Joe Biden, en su política regional.
El miércoles, el presidente Díaz-Canel dijo que en ningún caso irá a la Cumbre de las Américas, pero que allí estará la voz de Cuba. El anuncio trae de nuevo a primer plano la temprana denuncia cubana sobre el oscuro plan de los anfitriones de la cita continental contra los gobiernos de nuestro país, Venezuela y Nicaragua, en un intento de excluir a la tres naciones, que ha provocado el efecto contrario, al desatar una ola de rechazo a los intentos aislacionistas de Washington y de solidaridad con los excluidos.
La pasada semana salió a la luz un nuevo libro que revela los hilos que se tejen para la conformación de la política exterior y seguridad nacional de Estados Unidos, titulado: “Un juramento sagrado: memorias de un secretario de Defensa durante tiempos extraordinarios”. Su autor Mark Thomas Esper, ofrece sus testimonios del periodo en que se desempeñó como jefe del Pentágono bajo las órdenes del presidente Donald Trump, desde julio de 2019 hasta su despido del cargo después de las elecciones de noviembre de 2020.
Andrés Manuel López Obrador, presidente de México, durante su intervención tras recibir la Orden José Martí. Foto: Abel Padrón Padilla/ Cubadebate.
El presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, dijo este martes en su conferencia de prensa matutina que las medidas recientes que anunció EE.UU. sobre Cuba son un paso positivo, pero “hubiera querido que Joe Biden levantara el bloqueo violatorio de derechos humanos, medieval, genocida, que nada tiene que ver con la fraternidad”.
Empecemos por la noticia del día de ayer, que ya no lo es, por supuesto, pero como todas las noticias puede ser leída de maneras muy diferentes, según cómo se presente en los medios.
Por ejemplo, por el modo en que anunció El Nuevo Herald la decisión de la Administración Biden de revertir algunas de las medidas de reforzamiento del bloqueo impuestas a Cuba durante el período de Trump, cualquiera que viva fuera de la Isla creería que todo está resuelto, que al fin fueron escuchados todos los reclamos de la familia cubana desde adentro y fuera del país.
Reinier Duardo fue muy concreto al resumirlo todo en una sugerencia: lean la declaración del Minrex, que lo dice todo desde el mismo título. Se trata de «un paso limitado en la dirección correcta». El bloqueo sigue intacto.
Como apuntó Bárbara Betancourt, no se puede olvidar que, por encima del bloqueo, existen más de 240 medidas adicionales, y de ellas, con este anuncio (que aún no se implementa), se cambian pocas. Las restricciones revertidas se pueden contar con los dedos de las manos. Y están limitadas al tema migratorio y de remesas. No parece casual que sea justamente la migración el tema que se discute ahora mismo en Naciones Unidas, con muchas críticas a EE.UU. por sus políticas en esa área.
Pero, volviendo al anuncio, increíblemente no se habla de levantar medidas absurdas como la inclusión de Cuba en la lista de países patrocinadores del terrorismo, que afecta sustancialmente toda la actividad comercial y financiera del país.
Escuchando los gritos que demandan linchamiento de comunistas o cualquier simpatizante de la Revolución, se advierte cómo la industria de la contrarrevolución, financiada con los dineros del contribuyente norteamericano, se asocia a las más duras medidas contra Cuba. Sus voceros sirven, indudablemente, al objetivo perverso de generar la idea de que el emigrante cubano odia profundamente a la Revolución al punto de que desea (y exige) la asfixia total de quienes viven en la Isla sin oponerse al Estado.
Ese objetivo de la maquinaria política de origen cubano del sur de la Florida ha alimentado, sin dudas, las 243 medidas adicionales de Trump, la mayoría de las cuales no serán revertidas. No están incluidas en el anuncio.
Resulta más que escandaloso confirmar cómo se discutió al más alto nivel del Gobierno de Trump un plan de invasión a Venezuela y de asesinato de su presidente, Nicolás Maduro, con la participación de Juan Guaidó, Julio Borges y otras figuras claves de la oposición venezolana. Los planes incluían bloqueo naval a Cuba.
Esta es apenas la punta del iceberg de uno de los asuntos que merecen discutirse en la próxima Cumbre de las Américas, si es que por fin se discuten temas realmente importantes para toda América y todos los americanos, que somos todos los habitantes del continente, aunque Nuestra América no se parezca casi nada a la que no es la nuestra.
Lo revelado da para mucho análisis. Seguiremos Chapeando.
Una nueva fake news sobre Cuba, recorre las redes, pero esta vez el punto de partida no son los llamados medios tóxicos sino varias agencias de prensa.