Duaba, Baracoa, Guantánamo.–Zarparon días antes, desde Puerto Limón, Costa Rica. Cuba sufría más de cuatro siglos de coloniaje, y querían librarla de ese mal, que es acaso la peor de las epidemias.El mar bramaba furioso en la primera madrugada de abril de 1895. La oscuridad y las olas embravecidas del Paso de los Vientos parecían infranqueables para los 23 expedicionarios de la goleta Honor, enfrentados al desafío, a bordo de la diminuta embarcación.Quién sabe cuántas veces el Titán de Bronce recordaría las palabras que cinco días antes –el 26 de marzo– le dedicara el Apóstol de la independencia de Cuba: «Ud. no se dejará vencer por nuestra pobreza (…) la ida es indispensable, en una cáscara o en un Leviatán (…). Esta es la ocasión de la verdadera grandeza». Seguir leyendo