
Llegué a las cercanías del hotel Saratoga minutos después de enterarme de la terrible explosión. Las imágenes impactan, sobrecoge el desastre. Estar allí estruja el alma, más aún pensar en el dolor de los heridos y el sufrimiento de quienes perdieron allí a un ser querido. Espanta pensar que en los escombros puede haber personas atrapadas.