Hay que defender la vida. Por: Graziella Pogolotti

Después del triunfo de la Revolución, Haydée Santamaría se hizo cargo de la fundación, desarrollo y consolidación de la Casa de las Américas, una de nuestras instituciones culturales que alcanzó un alto reconocimiento internacional y dejó sentir su impronta en la historia de nuestra cultura. Foto: Archivo

El 30 de diciembre del pasado año arribaba a su centenario Haydée Santamaría, nuestra heroína del Moncada. No podemos dejarla morir. El reconocimiento de su dimensión heroica es un acto de justicia histórica. Implica la reafirmación de paradigmas indispensables en el plano de la conciencia para seguir defendiendo nuestro proyecto de emancipación humana. No pueden congelarse en estatuas marmóreas. Su grandeza reside en que supieron alcanzarla desde su frágil condición humana, compartida por todos nosotros.

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