Bruno Rodríguez Parrilla, ministro de Relaciones Exteriores, condenó hoy las persistentes acusaciones de Estados Unidos contra Cuba referidas al terrorismo.
En Twitter, el Canciller acusó a Washington de practicar los crímenes terroristas sin escrúpulos y utilizarlos con oportunismo como herramienta de coerción política.
Según reportó la agencia Prensa Latina, el gobierno estadounidense volvió a incluir este martes a la nación antillana en un listado de países que supuestamente no cooperan con los esfuerzos antiterroristas.
En una orden ejecutiva divulgada en el Registro Federal estadounidense, que se transmitirá al Congreso de esa nación, aparece Cuba junto con Irán, Corea del Norte, Venezuela y Siria por presuntamente no cumplir con los estándares dictados por Washington sobre el tema, agregó la información.
Escribo estas líneas motivado por el dolor que a tantos nos ha causado la prematura desaparición física del intelectual, periodista, guerrero informático y revolucionario cubanoIroel Sánchez Espinosa.
Lo que sigue recoge parte de una conversación que sostuve con él durante mi más reciente visita a Cuba, en febrero de este año. Hablamos de muchas cosas, por supuesto, pero no podíamos abstenernos de hacerlo sobre la criminal política de Washington hacia Cuba:el bloqueo económico, comercial, financiero, informático; la persecución o los chantajes sobre los intelectuales, artistas o figuras públicas y celebridades de Cuba; el fenomenal acoso informático desatado desde múltiples granjas de trolls desde Miami; las decenas de noticias falsas lanzadas a diario para sembrar el desaliento, la confusión y la rabia en la población sometida a los duros rigores del bloqueo integral decretado por la Casa Blanca hace más de sesenta años.
El fanático nunca se sentirá fanático. Su principal problema no será esa incapacidad suya de juzgarse a sí mismo, y creer que desmesura y monomanía son la normalidad de las cosas; su gran problema —a veces peligroso problema—, es considerar que quien no comulgue con su intolerancia y no vea el mundo con semejante ausencia de matices, es un intolerante, un despreciable fanático.
El alto representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, Josep Borrell, tiene prevista su visita a Cuba los días 25, 26 y 27 de mayo 2023, pero ya varias organizaciones creadas y financiadas por Estados Unidos, iniciaron sus presiones y chantajes para que actúe como desean los yanquis, en su desesperado intento de estrangular a la Revolución y ver cumplidos sus trasnochados sueños de derrocarla.
Es conocido que la política mantenida por Estados Unidos contra Cuba, es la de sembrar una matriz de opinión internacional para que la gente se crea que la Revolución cubana “es un “estado fallido que viola los derechos humanos”, como un castigo imperial al no poder doblegar la voluntad soberana del pueblo de ser independientes de Washington.
Para lograr sus objetivos, a pocos meses del triunfo de 1959, la CIA diseñó la Operación Mockingbird, siendo su responsable Frank Wisner, integrante de su Dirección de Planes. El método empleado fue reclutar a un grupo de reconocidos periodistas de importantes órganos de prensa, con el fin de difundir internacionalmente informaciones manipuladas, para crear opiniones desfavorables que posibilitaron a la CIA conformar campañas de prensa contra Cuba y justificar las sanciones.
Ciudad de Guatemala, 16 may (Prensa Latina) La Organización Panamericana de la Salud (OPS), a través de sus redes Sarinet y Revelac, extendió en Guatemala un reconocimiento a Cuba por sus esfuerzos en respuesta a la Covid-19, trascendió hoy.
La Revolución ha dado con una frase que despierta pánico en sus enemigos: «La orden de combate está dada». Y la tergiversan porque ven en ella un llamado a la violencia.
Pero resulta que la Revolución se gestó y triunfó combatiendo (con armas de verdad, sí), y ha tenido que sobrevivir en combate (a veces con armas de fuego, otras con armas políticas y morales). Por tanto, «el combate» como término, no es ajeno a la interpretación del cubano y no es necesariamente un sinónimo de militarización, ni de incitar a la violencia, sino un concepto de defensa, de defender la Revolución. Dicho de otro modo, sería tal cual pretender interpretar el «estoy en la lucha» como una declaración de que estoy en el US Army o en preparación para enfrentar a Mijaín López… Así que, si alguien le dice que está en la lucha, usted no asuma que está en un conflicto bélico.
Una inusual manifestación anoche de unas decenas de personas en el poblado guantanamero de Caimanera, iniciado por un incidente con un reducido grupo en estado de embriaguez, se convirtió en la gran noticia de la cohorte de medios de la contrarrevolución y sus mentores. El pueblo está en la calle y Cuba va a explotar, era el mensaje que se multiplicaba velozmente por toda la maquinaria de fango.
Nora Gámez Torres, periodista cubana nacionalizada estadounidense, que cubre temas cubanos en los diarios el Nuevo Herald y el Miami Herald, en uno de sus recientes artículos sobre el “Síndrome de La Habana”, puso al descubierto que la Misión diplomática yanqui en La Habana es realmente un nido de espías, algo bien conocido por la contundente denuncia que hizo Cuba en 1987, al divulgar en la TV la confesión de 27 funcionarios cubanos colaboradores secretos de la Seguridad del Estado, que durante años engañaron a la CIA cuando los reclutó para obtener información económica, financiera, temas relacionados con la salud humana y animal, el transporte naval y aéreo, las comunicaciones y los del área militar de la Isla.
Aquel escándalo fue totalmente silenciado por la prensa de Estados Unidos, para que sus ciudadanos no lo conocieran, donde Cuba puso al descubierto la presencia de 38 oficiales de la CIA, de un total de 79 cargos diplomáticos radicados como funcionarios permanentes de misión diplomática, más otros 113 oficiales que actuaban bajo la cobertura de funcionarios en tránsito, que permanecían menos de un año en el país, de un total de 418 cargos diplomáticos que lo hacían bajo esa categoría.
Aquellos oficiales CIA destacados como “diplomáticos”, ejecutaban operaciones ilegales de abastecimiento a sus supuestos agentes, en cuevas, carreteras, basureros, puentes y alcantarillas, con modernas plantas de trasmisión satelital y a corta distancia, dinero y paquetes para cifrar y descifrar los informes.
Años después, el oficial CIA Ronald Kessleren su libro “Incide The CIA”, escribió:
“Uno de los problemas más graves que enfrenta la CIA es la posibilidad de que sus agentes sean dobles agentes, o sea que trabajen para el otro bando. Esto sucedió en Cuba donde la mayoría de los agentes reclutados por la CIA desde los primeros años de la década del 60, eran agentes plantados que recibían instrucciones del Jefe Superior cubano Fidel Castro.”
En las escuelas de preparación para los oficiales de la CIA, se utiliza la vergonzosa experiencia del engaño de Cuba con sus 27 agentes, como un ejemplo negativo para evitar la repetición de tales errores, considerado como el golpe más importante sufrido por la Agencia durante la Guerra Fría.
Sin embargo, dicho artículo no cuestiona la actividad ilegal de la CIA contra Cuba, situación violatoria de la Convención de Viena y se trata el asunto como si Estados Unidos tuviera el derecho de utilizar su misión diplomática para esas actividades ilegales.
Nora, graduada en la Universidad de La Habana, en su crónica: “Puñal en la espalda”, da detalles de la inconformidad de algunos de los supuestos afectados por “extraños ruidos” que nunca se comprobaron, disgusto fundamentalmente por no recibir la compensación monetaria ofrecida por la CIA, por participar en el show del inventado ataque sónico, poniendo al descubierto que los que dijeron sentir síntomas, imposibles de comprobar, eran realmente oficiales de la CIA y de los servicios de inteligencia de Canadá.
La verdad es que el propio jefe de Seguridad Interna de la embajada yanqui, le confesó en el 2017 al homólogo cubano encargado de la protección del cuerpo diplomático en La Habana, que él desconocía del suceso. Para mayor asombro, al día siguiente encabezaba la lista de los que eran regresados a Estados Unidos por estar “afectados”.
En la crónica se menciona la versión de un médico de la CIA, pero no se explica ¿qué hacía en La Habana un médico de la CIA, con fachada de diplomático alojado en el hotel Capri?, donde aseguró haberse enfermado por el inventado “ataque sónico”, siendo el único huésped de ese hotel que sintió los “síntomas extraños”.
Al no poder demostrar su supuesta enfermedad se quedó fuera del reparto de dinero y de ahí su disgusto.
La realidad es que, tanto estadounidenses como canadienses, disfrutaron de las playas, restaurantes y bares de Cuba hasta el día antes de marcharse y ninguno mostró el menor síntoma de enfermedad, situación que confirmaron todos los que tuvieron relaciones con ellos.
La verdad la expone la periodista cubana Nora Gámez en el mismo título de su extenso artículo: “Puñal en la espalda”: Víctimas del síndrome de La Habana rechazan reporte que desestima sus casos”, porque los inconformes, aceptaron ser parte del elenco que interpretó la obra de teatro, escrita solo para justificar la posible ruptura de relaciones diplomáticas y ahora se quedaron sin recibir un solo dólar como pago.
Se dejaron utilizar para hacerle el juego a la política de Donald Trump y la mafia terrorista anticubana, que desmontó rápidamente la directiva aprobada por Barack Obama y ahí tienen el premio que los ha hecho comprender, aunque tarde, que solo fueron peones en ese complicado tablero que es la política yanqui contra la Revolución cubana.
El muy bien calificado por la periodista como “Paciente Cero”, en realidad se quedó con Cero Dólares, por dejarse manipular por quienes abandonan a los que le sirven como siervos.
La CIA emitió esos resultados por considerarlo una cuestión de Seguridad Nacional, ante la imperiosa necesidad de reabrir su Estación en La Habana, para trabajar desde adentro sus planes subversivos, para intentar derrumbar a la Revolución con su destacamento de oficiales, pues en el mencionado artículo se afirma: “La Estaciónfue cerrada en septiembre de 2017, según una revisión interna desclasificada realizada por el Departamento de Estado en 2018, obtenida por el Archivo de Seguridad Nacional”.
Ese es el objetivo prioritario y para lograrlo la CIA le pasará por encima a todo lo que sea un obstáculo.
Triste lección para los que perdieron tiempo y valores éticos al aceptar las órdenes de la CIA, incluido el propio gobierno canadiense.
Exacto José Martí al afirmar:
“Las cosas hay que verlas en sus causas y objeto, no en la superficie”.
Para seguir con la directiva yanqui de demonizar a la Revolución cubana, parlamentarios europeos a su servicio continúan en sus fallidos propósitos de romper el Diálogo y cortar el financiamiento que la Unión Europea ofrece a las organizaciones no gubernamentales, en un intento inhumano por asfixiar al pueblo cubano.
Recientemente el parlamentario sueco Björn Söder, solicitó a la Unión Europea retirar esa ayuda, bajo el argumento de “financiar a organizaciones políticas de Cuba que responden directamente al régimen en el poder”, hecho publicado por el Diario Las Américas, basado en declaraciones del ministro de Comercio de Suecia, Johan Forssell, quien asegura que “los fondos asignados a Cuba, no cumplen con el acuerdo que la dictadura de La Habana firmó con la UE”.
Quien revise la historia podrá comprobar que los yanquis emplean el asesinato como método, cuando no pueden vencer a quienes no se dejan doblegar. Los ejemplos son muchos y Cuba acumula una buena parte de ellos, porque ante la impotencia de no poder impedir el triunfo de la Revolución de 1959, a Fidel Castro le organizaron más de trescientos planes para asesinarlo, según consta en documentos secretos y declaraciones de sus implicados.
Un amplio memorando para el director de la CIA, fechado el 11 de diciembre de 1959, firmado por J.C. King, jefe de la División del hemisferio occidental de la CIA, donde analiza la situación cubana en los primeros 11 meses, propone un grupo de acciones para alcanzar el objetivo deseado de Estados Unidos:
“El derrocamiento de Castro en el término de un año y su reemplazo por una Junta que sea del agrado de los Estados Unidos, la cual convocará a elecciones seis meses después de su llegada al poder”.
La última proposición plantea sin el menor respeto a los derechos humanos:
“Se le debe dar una cuidadosa atención a la eliminación de Fidel Castro. Ninguno de los que se hallan cercanos a Fidel, como por ejemplo su hermano Raúl y su compañero Che Guevara, tienen el mismo carisma sobre las masas. Muchas personas bien informadas consideran que la desaparición de Fidel aceleraría grandemente la caída del gobierno actual”.
El 23 de marzo de 1967, el director de la CIA, Richard Helms, solicitó al Inspector General, J. S. Earman, la confección de uninforme sobre conspiraciones para cometer el asesinato de Fidel Castro, a partir de una orden del presidente Lyndon B. Johnson, después de aparecer el 7 de marzo en The Washington Post, un artículo sobre ese tema escrito por Jack Nicholson, en la columna del periodista Drew Pearson, donde denunciabaun plan reportado de la CIA en 1963, para asesinar a Fidel Castro de Cuba.
Ese voluminoso informe del Inspector General de 1967 sobre los planes de la CIA para asesinar a Fidel Castro, fue considerado como el documento más importante realizado por la CIA, desclasificado en 1994, donde se exponen las relaciones de la CIA con la mafia italo-norteamericana para ejecutar alguno de esos planes, con la promesa de permitirle volver a ser dueños de los casinos de juego, la prostitución y las drogas en Cuba.
En 1975 se creó en el Congreso de Estados Unidos el Comité Selecto, para estudiar las Operaciones Gubernamentales respecto a las Actividades de Inteligencia (Comité Church), bajo el título: “Conspiraciones para cometer asesinatos que implican a líderes extranjeros”.
El Comité Church puso al descubierto el papel de la CIA en los planes para asesinar a Fidel Castro y la prensa lo divulgó la historia de las conspiraciones de la CIA con la mafia para cometer asesinatos, algo que no pudieron negar, evidencias de que cuando Estados Unidos no puede lograr el objetivo de doblegar a los dirigentes de otros países o líderes internos, el asesinato es la mejor solución. Martin Luther King fue uno de ellos.
Igualmente, el magnicidio de John F. Kennedy, vincula a la CIA, la mafia y a miembros de la comunidad cubana, de ahí la oposición a desclasificar todo el material disponible de la investigación.
Documentos secretos también exponen la participación de Clare Timberlake, embajador yanqui en el Congo Belga, en el asesinato de Patricio Lumumba, dirigente de esa nación africana.
El golpe militar en Chile contra Salvador Allende, tantas veces negado, finalmente fue reconocido que se fraguó en el cuartel general de la CIA, con apoyo del Departamento de Estado.
Realmente son múltiples los ejemplos y el más reciente intento de asesinato ocurrió la noche del 3 de mayo 2023 en Moscú, cuando dos drones lanzados por Ucrania impactaron contra las instalaciones del Kremlin, lugar donde se encuentra la residencia oficial del presidente Vladimir Putin. La participación de Estados Unidos es evidente, por ser el país que dirige la guerra contra Rusia y abastece de armamento a Kiev.
Por supuesto que resulta usual la negación de la CIA, bajo el viejo principio establecido en la Carta de la Agencia para todas sus operaciones, de la negación plausible.
Ucrania dispone de drones propios (UJ-22 de Ukrjet) que pueden alcanzar blancos a 800 kilómetros de distancia y entre la frontera ucraniana al Kremlin hay aproximadamente 450 kilómetros en línea recta.
El pasado mes de febrero un dron UJ-22, cayó a 10 kilómetros al sur de Moscú y a principios del 2023 la empresa estatal ucraniana Ukroboronprom, informó la producción del primer modelo de un dron con un alcance de mil kilómetros.
Ante tantas evidencias y antecedentes históricos, rápidamente Kiev y Washington, niegan cualquier implicación en el intento de asesinar al líder ruso y despliegan su arsenal mediático siempre listo a modificar la verdad, algo que durante años hicieron con los planes para asesinar a Fidel Castro, sin el menor ápice de humanidad.
En evidente correspondencia con los planes del gobierno de Estados Unidos y la CIA, Alberto Reyes Pías, párroco de la diócesis de Camagüey, incita a sus seguidores a delinquir mediante desórdenes públicos para derrocar a la Revolución cubana, similares a los del 11 de julio 2021, estimulados desde Estados Unidos con el empleo de las redes sociales. Antes el más reciente proceso eleccionario, Reyes Pías también instigó abiertamente a no acudir a las urnas, siguiendo las directivas de Estados Unidos.
Documentos secretos exponen los objetivos que persiguen los yanquis desde 1959, para derrocar la Revolución e imponer un gobierno aceptable para ellos.
Reyes Pías actualmente está de visita en España, viaje financiado por el llamado Observatorio Cubano de Derechos Humanos, radicado en Madrid, organización creada y mantenida por la National Endowment for Democracy (NED) y la Agencia Internacional para el Desarrollo (USAID)con un presupuesto asignado anualmente de más de 125 mil dólares.
El Observatorio en cuestión forma parte de los 54 grupos que operan bajo programas para la subversión en Cuba, financiados con un presupuesto total de 17 millones de dólares, dirigido apromover campañas contra Cuba para satanizar a la Revolución ante la opinión pública internacional.
Para eso, desarrollantalleres, conferencias, publican artículos que tergiversan la realidad cubana, y ejecutan actos hostiles y provocativos contra las representaciones diplomáticas y consulares cubanas.
Según consta en el programa de la NED para el Observatorio Cubano de Derechos Humanos, las tareas asignadas son:
“Monitorear, documentar y aumentar la conciencia internacional sobre las violaciones de los derechos humanos en Cuba. Los defensores de los derechos humanos en Cuba documentarán e informarán las violaciones de los derechos humanos a los organismos internacionales. La información recopilada ayudará a aumentar la conciencia internacional sobre el estado de los derechos humanos en Cuba”.
Sin dudas es un instrumento de la política yanqui para la desestabilización de las naciones que no se someten a Washington, como son Venezuela, Nicaragua y Bolivia.
La presencia del párroco en Madrid persigue ese fin y también lo llevarán a Bruselas para acusar a Cuba de “violar los derechos humanos”.
En sus declaraciones a la agencia de prensa española EFE, expuso abiertamente sus intenciones, al asegurar: “los cambios que desea el pueblo se tienen que hacer desde dentro de la Isla, pero no se lograrán sin apoyo externo”, lo que prueba su violación a las leyes cubanas, al incitar públicamente a la desestabilización del orden interno en Cuba.
Y añadió: “hay una crisis de alimentación, de medicamentos, de transporte y cortes de luz cada vez más frecuentes y más largos, la situación es muy desesperante, no hay ningún signo de esperanza de que vaya a haber un cambio”.
Sin embargo, omitió explicar las razones principales de esa crisis que radican en el diseño de la política criminal de Estados Unidos, expuesta en documentos oficiales, como consta en el informe del subsecretario de Estado, Lester D. Mallory, del 6 de abril de 1960, que sin el menor ápice de humanismo dice:
“[…] El único medio previsible que tenemos hoy para enajenar el apoyo interno a la Revolución es a través del desencanto y el desaliento basado en la insatisfacción y las dificultades económicas. Debe utilizarse prontamente cualquier medio concebible para debilitar la vida económica de Cuba, negarle dinero y suministros para disminuir los salarios reales y monetarios, a fin de causar hambre, desesperación y el derrocamiento del gobierno”.
Esa línea de acción es la que respalda el sacerdote Alberto Reyes Pías, olvidándose de los preceptos de la ley de Dios.
Para no dejar dudas para quien trabaja este religioso, basta con leer el informe secreto de la Reunión 432 del Consejo Nacional de Seguridad, celebrada en Washington el 14 de enero de 1960, donde se expone textualmente:
“El Sr. Livingston T. Merchant, Sub Secretario Interino del Departamento de Estado, caracterizó el problema cubano como el más difícil y peligroso en toda la historia de nuestras relaciones con América Latina, posiblemente en todas nuestras relaciones exteriores. Algunos de nuestros principales intereses en Cuba eran bastante aparentes; ejemplo, la importancia estratégica de la Isla, nuestro comercio e intereses comerciales, y la protección de los ciudadanos estadounidenses allí. El Departamento de Estado trabaja con la CIA en los problemas con Cuba. Nuestro objetivo actual es ajustar todas nuestras acciones de tal manera, para acelerar el desarrollo de una oposición en Cuba, la cual podría producir un cambio en el gobierno cubano, resultando en un nuevo gobierno favorable a los intereses de Estados Unidos”.
Otro documento secreto que deja clara la línea de trabajo contra la Revolución cubana, explica:
“El 31 de octubre, de acuerdo con la CIA, el Departamento de Estado había recomendado al presidente, la aprobación de un programa con las líneas referidas por el sr. Livingston T. Merchant, Sub Secretario Interino del Departamento de Estado. El programa aprobado nos autorizaba a apoyar elementos en Cuba opuestos al gobierno de Castro, mientras se hacía ver que la caída de Castro era el resultado de sus propios errores. El Sr. Roy Richard Rubottom Jr., Sub Secretario de Estado para Asuntos Interamericanos, cree que finalmente la actitud de la iglesia será extremadamente importante en Cuba”.
Thomas Carothers, ideólogo estadounidense, declaró que el impacto político de los programas de la USAID dirigidos contra la Revolución cubana, están diseñados a largo plazo para “sembrar los fundamentos de una transición y no pueden medirse en fase de implementación […] Muchos de los resultados importantes de los programas de Democracia son psicológicos, morales, subjetivos, indirectos y retardados en el tiempo”.
La actitud manifestada por el sacerdote de la diócesis de Camagüey, no deja dudas para quien trabaja, pues si estuviera tan preocupado por los derechos humanos de los cubanos, su primera denuncia sería contra la política yanqui, expuesta en documentos secretos de febrero de 1962:
“La acción política será apoyada por una guerra económica que induzca al régimen comunista a fracasar en su esfuerzo por satisfacer las necesidades del país, unida a las operaciones psicológicas que acrecentarán el resentimiento de la población contra el régimen,y las de tipo militar que darán al movimiento popular un arma de acción para el sabotaje y la resistencia armada en apoyo a los objetivos políticos”.
La sotana no exime de responsabilidad penal a nadie, pero la jerarquía católica de Cuba calla y permite sus actitudes provocativas.
Muy diferente es la actuación cuando se critica a los títeres de Washington, como el caso de Luis Humberto Béjar, argentino párroco de la iglesia Santa Isabel de Pucará, en la región sureste de Puno, Perú, quien tuvo que abandonar ese país el 18 de enero 2023, después que su obispo le ordenó renunciar a su parroquia, por pedir por TikTok la renuncia de la presidenta peruana Dina Boluarte y criticar las muertes de manifestantes que reclamaban su dimisión y la del Parlamento.
Béjar, vivió 26 años en Puno y es teólogo por la Pontificia Universidad Católica Argentina, catedrático en la Universidad Nacional del Altiplano de Puno y doctor en Educación en la Universidad Católica Santa María de Arequipa.
Ante sujetos como Alberto Reyes, afirmó José Martí:
“Nada lastima tanto como un ser servil, parece que mancha, parece que hace constantemente daño”.