
En una sorprendente exhibición de sinceridad, el gobierno de Estados Unidos acaba de admitir que es Washington quien impide que Cuba acceda a Internet. El Departamento de Justicia ha recomendado a la Comisión Federal de Comunicaciones (FCC) negar un permiso para que la Isla se enlace al cable submarino que interconecta a los países del Caribe con el continente americano.
El argumento es ridículo. Alega el supuesto peligro de las relaciones de Cuba con otros “adversarios extranjeros” como China o Rusia, que podrían usar la isla de pasarela para hackear la red estadounidense, lo que es tratar a los que lean estas recomendaciones como menores de edad, por decirlo suavemente.