
Con esa frase del título, se completa un verso de «Cita con ángeles», que recordó Bárbara Betancourt en nuestro podcast de este martes, a propósito del atentado a Cristina Fernández en Buenos Aires la noche del pasado 1 de septiembre y la nube de odio que puede haber estimulado el intento magnicida. Un odio muy semejante al que se encuentra en perfiles y cuentas en redes sociales y en programas de radio y TV, absolutamente consagradas a Cuba, que se emiten desde el sur de la Florida.
No supo o no quiso el autor del atentado cumplir su cometido: ¿demasiados partidarios de Cristina alrededor o pura maniobra para aterrorizarla a ella y a sus seguidores?
Cualquiera puede hacerse ésa y otras preguntas. Pero Juan Manuel Cao y su invitado en América TV eligieron la burla y la negación, virando el cañón de la pistola hacia la víctima, al hablar de «pistola de agua» y sugerir un montaje.
Reinier Duardo recordó brevemente los hechos: en medio de un numeroso grupo que daba apoyo a la vicepresidenta de Argentina por el intento de lawfare que se levanta contra ella, alguien gatilla sin resultado un arma ante su rostro. Luego se sabe que estaba cargada el arma, pero sin balas en el directo. El detenido no ha querido hablar y dicen que al tratar de auditar su celular, se perdió toda la información. En el supuesto negado de que hubiera logrado hacerlo, no puede descartarse que lo habrían ejecutado allí mismo. Habrían dicho que fue un loco o quién sabe. Un episodio a lo JFK. Hoy, la teoría es que fue un montaje y viene la burla que tributa al llamado asesinato de reputación del que hemos hablado más de una vez en este espacio.
Que no haya pasado lo peor, no quita gravedad al asunto. Es un modo de amedrentar a los partidarios de la líder argentina y a ella misma. Para eso y como han apuntado varios analistas, a su alrededor y por extensión del Frente de Todos, se ha inflamado un discurso de odio impresionante, que sólo pretende inhabilitarla para las próximas elecciones.
Baby comparaba la maniobra con lo que hicieron en su momento contra Lula en Brasil. Y comentó con preocupación el escandaloso despliegue que hizo el Clarín, un medio tan poderoso como enemigo jurado del kirchnerismo, detallando cuál había sido el error del asaltante y cómo debe montarse una pistola para no fallar el tiro.
Se sabe que el gobierno de Buenos Aires es oposición abierta y hostil al kirchnerismo. El jefe de gobierno local sería el próximo candidato de la derecha para confrontar a la propia Cristina.
Y estamos ante una realidad que no es única allí: se puede tener el gobierno y no el poder real. En esa misma Argentina, con un gobierno favorable a la integración regional, representantes del poder judicial mantienen retenidos hace más de tres meses a la tripulación de un avión venezolano, sin una sola prueba, sólo por responder a una solicitud del gobierno norteamericano, bajo presuntas acusaciones de terrorismo. Telesur ha trasmitido un especial con esa tripulación, en el programa «El punto en la I», donde los abogados argentinos que defienden a los acusados, hablan avergonzados de lo que está haciendo el poder judicial de su país.
Los analistas han coincidido en que se está buscando quebrar la posible recuperación de las alianzas latinoamericanas, para la cual resulta central el papel de Venezuela.
Pero volviendo al odio semejante, ni Cuba se libra de la incitación a odiar e incluso asesinar a los partidarios de la Revolución y sus principales líderes. Para provocar ese odio y separar al pueblo de su gobierno, no se escatima en producción de mentiras, como dicta el Manual de Guerra de IV generación.
Hoy trasmitimos sonidos donde dos activos odiadores hablan de torturas, asesinatos y desapariciones de jóvenes detenidos. En el sumun de las acusaciones, uno de ellos grita que «están matando cadáveres», que cortan orejas y dedos y que le arrancan los tatuajes a alguien. A esos niveles están escalando las fake news en redes. Y conste que no ponemos ni la mitad de lo que dicen.
Recordando palabras del Secretario de Organización del Partido, Roberto Morales, en su discurso este 5 de septiembre, la tortura, asesinato y desaparición de jóvenes es parte de la historia que vivió Cuba hasta 1959 y la que no volverá a vivir mientras exista la Revolución en el poder.
En eso también son comparables las historias de Cuba y Argentina. Las dos sufrieron dictaduras sangrientas y vieron desaparecer a una generación por la criminal acción de juntas militares como la de Batista o Videla, amparadas ambas por Estados Unidos.