
La semana que recién concluyó marcó el reconocimiento en Cuba de que la epidemia de COVID 19 había entrado en un nuevo escenario de control, con bajo nivel de trasmisión del virus y diagnóstico aislado de casos. El país mantiene una tasa de vacunación de las mayores del mundo, y en base a vacunas de diseño y producción propios. Los casos diagnosticados disminuyen de manera sostenida y la letalidad se redujo a 0.15%. Han transcurrido semanas sin fallecidos. Se suspendió el uso obligatorio de las mascarillas. La COVID-19 comienza a parecerse a una infección respiratoria viral como todas las otras que siempre han existido y con las que hay que convivir.