
La pretensión norteamericana de excluir a Cuba de la próxima Cumbre de las Américas ya no sorprenderá a nadie. La denuncia del canciller cubano ha destapado la maniobra antes de que pudieran montarse los pretextos y el Departamento de Estado ha dado la callada por respuesta.
Pasadas 24 horas de la denuncia cubana, ni Blinken ni ningún otro representante de la administración Biden han respondido llamadas de la prensa de su país. El silencio se ha encargado de confirmar que sí se negocia un nuevo aislamiento, aunque, como dijo Bruno, signifique un retroceso histórico, considerando que Cuba estuvo en las dos citas anteriores, incluyendo una en tiempos de Trump.
El titular de El Nuevo Herald de ayer tuvo que conformarse con la denuncia cubana sin respuesta norteamericana. No es la primera vez y no será la última. El curso de las actuaciones de esta administración ha sido muy sinuoso y nada transparente sobre su política hacia Cuba. Biden está haciendo la política de sus rivales electorales, lo mismo cuando dice que cuando calla lo que se propone.
Eso ocurre mientras sus adversarios políticos se burlan de la capacidad mental del presidente norteamericano y van diseminando por todos los medios que el equipo demócrata está lleno de ¡marxistas!
Y uno se pregunta: si esos son izquierdistas, qué serán quienes los acusan de tales. María Elvira, Díaz Balart, Marco Rubio…Da miedo conocer en manos de quiénes está la política del país más poderoso del mundo. Sobre todo cuando tienen un lenguaje de ultra enemigos contra Cuba, Venezuela, Nicaragua.
Detrás se advierte algo muy turbio. Así como hay una especie de cubanos que viven de la asignación de fondos para mentir y calumniar a Cuba, hay otros que de verdad están haciendo negocio a cuenta de las políticas contra la familia cubana.
La emigración de cubanos a EE.UU. por vías ilegales, inseguras, peligrosas, es alimentada desde la propia ciudad de Miami por algunos de los voceros de la derecha que se rasgan las vestiduras o dicen que no saben nada, cuando se trata de encontrar la punta del hilo que mueve el negocio de los viajes desde la Isla, a través de Nicaragua. El domingo, Guerrero cubano hizo la denuncia, después de escuchar a Cao y a María Elvira diciendo sin decir.
Fragmentos de ese diálogo, los reprodujo Chapeando.
Y esa es otra parte muy importante de la intervención de Bruno el lunes: el tema migratorio. Como se sabe hubo conversaciones limitadas a ese sólo punto y los norteamericanos siguen anunciando que van a abrir los servicios consulares, ahora en mayo, pero ni hay fechas exactas ni hay otras definiciones imprescindibles. Y sale lo que denuncia el Guerrero: negocios de abogados, de venta de pasajes por oficinas fantasmas que cobran ida y vuelta sabiendo que no hay vuelta. Y someten a las familias cubanas a viajes inseguros, irregulares, ilegales. Premio al cinismo, a la politiquería con corruptela. Todo mezclado.
Por eso no conviene que Cuba tenga voz en la Cumbre de las Américas. La verdad es muy incómoda para la política que hace Washington. Con ese solo tema, que tanto incomoda a las otras naciones del continente por la Ley de Ajuste cubano, se les puede complicar la reunión. Y ni hablemos del desastre que ha provocado Almagro con su subordinación al imperio. La OEA tampoco está en condiciones de hablar.
Su impresentable Secretario General, Luis Almagro, puso un tweet por la salida de Nicaragua del organismo, diciendo que no lo reconoce y le llovieron críticas por su papel en el golpe en Bolivia por el que nunca ha respondido y por el modo en que se prestó para castigar a Venezuela del modo que ya sabemos.