Se cuenta que, en la antigüedad, en el reino de Frigia, existía un acertijo que nadie había podido resolver; el “nudo gordiano”. Aquel famoso nudo, estaba hecho de entrelazados misteriosos y complicados. Eran unas ataduras tan enmarañadas que se hacía imposible desatarlas. Se habían tejido hacía muchos años. El polvo y la enramada de cordeles superpuestos impedían ver su comienzo y su fin. No había quien lo desenredara. Las profecías vaticinaban que, el que zafara el endiablado nudo, se erigiría en benevolente y amado rey.
Así mismo es el embargo a Cuba. Es un nudo gordiano. Es un amarre diabólico. Sus comienzos se pierden en la memoria. Van de generación en generación. Son incontables las medidas que se han implementado, superpuestas unas con otras, para asfixiar al pueblo cubano. Todas esas leyes, sanciones y directivas, son parte de un entretejido nefasto difícil de desatar. Durante la administración de Trump, la pita se enredó aún más. No dejaron ningún cabo suelto. Zafar ese enmarañado siniestro pudiera traer un futuro de paz y prosperidad para nuestros pueblos. Pero, ¿quién se atreve? ¿Por dónde empezar?
Volvamos a la leyenda. Se dice que el emperador Alejandro Magno, al encontrarse ante el reto del nudo gordiano, no lo pensó mucho. Desde aquella lejanía de milenios lo imagino diciendo: “A los desafíos poco convencionales hay que darle soluciones innovadoras y definitivas. La cosa es zafarlo”. Entonces, tomó su espada afilada, la elevó al cielo y, sin saber que su gesto sería inmortalizado para las futuras generaciones, descargó el sable sobre el nudo y lo partió en dos. Y resolvió el problema. Muerto el perro, se acabó la rabia.
Eso mismo debe hacer Biden. ¡Levantar de manera expedita todas las sanciones que pesan sobre el pueblo cubano! ¡Nada de pasos escalonados! ¡Nada de enredarse tratando de zafar viejas ataduras! El bloqueo contra el pueblo cubano es un acto inhumano y debe terminar. Esas sanciones se tornan perversas en medio de la pandemia.
Eso tiene que hacer el presidente Joe Biden. ¡Convertirse en el gobernante benevolente y justiciero que les ponga fin a estas ataduras de odio! Ser el artífice de los puentes de amor entre Cuba y los Estados Unidos. ¡Porque Dios está con los que aman! No perder tiempo. Armarse de creatividad y audacia. Desbaratar esos nudos ¡ya! ¡De un plumazo! ¿Y al bloqueo? Con sable o con machete: ¡Cortarlo de un solo tajo!
La Niña de Guatemala 