
#Cuba. Aquel primero de enero no tiene olvido.
Por: Teresa Valenzuela García.
Cuando el próximo 31 de diciembre los cubanos reunidos en familia festejemos la llegada del 2022, también celebraremos el aniversario 63 del triunfo de la Revolución Cubana.
Tenía yo solo 10 años de edad y recuerdo con nitidez el júbilo y la alegría tan grandes que todos sentíamos aquel primero de enero de 1959, porque Fidel al frente de los “barbudos” derrotaron a la dictadura de Fulgencio Batista que sembró el terror en las familias y asesinó a más de 20 mil cubanos.
La euforia desbordaba los cuerpos; la gente gritaba vivas a la Revolución mientras corrían por las calles envueltos en las banderas del 26 de julio y la cubana, que lucía más espléndida que nunca los colores de la Patria.
Recuerdo que en la casa de Infanta número 606, donde vivía mi familia, llegaban los revolucionarios amigos de mis padres, miembros del movimiento 26 de Julio y todos se abrazaban sin creer lo que estaba pasando. A mí me levantaron en lo alto varias veces y me daban vueltas una y otra vez para festejar el triunfo.
Todos tenemos que agradecer a la Revolución, y lo primero que me viene a la mente: fue el hecho de sentirnos libres e independientes, sin diferencias de clases sociales, disfrutando del derecho al estudio, al trabajo, a la asistencia médica, al beneficio de caminar tranquilos por las calles sin temor a que nadie nos secuestre o mate.
¡Cuántos de la generación que hoy tiene de 65 o más años no hubieran podido cursar estudios superiores si no fuera por el triunfo revolucionario de 1959, que, cumpliendo las aspiraciones del líder revolucionario Julio Antonio Mella vistió las universidades de negro y de mulato!
Luego de la Campaña Nacional de Alfabetización de 1961 el país se declaró libre de Analfabetismo, se multiplicaron las escuelas que al cabo de los años dieron sus frutos y graduaron a técnicos medios, universitarios y Doctores en Ciencias que trabajaron en función del desarrollo del país.
Ese mismo año entre los principales beneficiados estuvieron los campesinos a quienes, además, se les entregó la tierra que trabajaron durante muchos años
Desde el inicio prioridad de la Isla fue contar con una niñez sana y feliz, protegida contra 13 enfermedades, libres de drogas, sin los peligros de la prostitución, la pobreza, el tráfico de órganos y el trabajo infantil.
También contamos con una juventud que tiene abiertas las puertas de las universidades y otros centros de superación para realizar los sueños de estudiar la carrera que prefieran.
A veces la cotidianidad, no deja ver lo extraordinario: por ejemplo, la mujer, discriminada antes de 1959, alcanzó su desarrollo pleno con la Revolución, y hoy lidera las primeras líneas del desarrollo económico, político y social del país.
Hace 63 años que en Cuba el sol ilumina a todos. En los hombros de los más jóvenes recae hoy la responsabilidad de darle continuad a la epopeya que constituyeron estos 63 años transcurridos que permiten a Cuba ser paradigma para el resto de los pueblos.
El primero de enero de 1959 no tiene olvido. Mi generación tuvo el privilegio de vivir aquel día que sin temor a equivocarme fue para la mayoría, el más importante porque cambió sus vidas para siempre.