
Cuba Bloqueo y familias, a través de la tempestad.
Rosa María lleva dos años sin jugar con sus nietos, sin verlos más allá de las pantallas. Su visa para viajar a los Estados Unidos, donde viven, venció a principios de 2019. El cierre de la embajada de ese país en Cuba, la limitación del movimiento internacional provocada por la COVID-19 y el paulatino incremento de las medidas restrictivas del gobierno norteamericano con respecto a la Isla, complejizan los trámites para obtener una nueva. Al fin y al cabo, para solicitarla, tendría que viajar a un tercer país -con los gastos que ello implica- y correr el riesgo de recibir una negativa. No ha sido posible.
Daisy Rojas, otra abuela cubana, lamenta tener que viajar a México o a Colombia y estar allí varios días sin certezas, asumiendo gastos impagables. Recuerda que antes de 2017 fue varias veces a Miami para encontrarse con su hijo y sus nietos. “Mi hijo también ha sufrido mucho con esta situación. Mis nietos hace mucho tiempo que no me ven. La gente en Miami también está sufriendo con estas medidas. Una familia separada es algo terrible”.