No hay magia, sino servicios especiales para la manipulación
La maquinaria de manipulación perfectamente engrasada del capitalismo, cuenta hoy día con recursos que serían un sueño en manos de los Joseph Goebbels del pasado; el desarrollo de las tecnologías y de internet ampliaron hasta el infinito las posibilidades para actuar sobre la conciencia de los seres humanos.
Antes, los grandes expertos en el tema se servían de oradores con gran capacidad de influencia, con sus dotes, sobre las multitudes, se valían de la radio, de la prensa escrita, del cine… Este último desempeñó un papel cardinal durante todo el siglo XX, sobre todo, por su eficacia en la construcción de estereotipos.
Hoy los seres humanos sufren una avalancha de información que les separa con facilidad de sus creencias, el bombardeo es inmisericorde. La televisión y las redes sociales le vapulean, y le conducen por senderos prestablecidos por los «dueños del mundo». El hombre de estos tiempos es acosado, engañado y privado, mediante el shock de imágenes y sonidos, de su capacidad de análisis crítico de la realidad.