Estados Unidos se hunde en el pestilente pantano de la trata de personas, la corrupción y el narcotráfico
En su desesperado pataleo por mantener la hegemonía mundial que se le escapa de las manos, el régimen fascista de la Casa Blanca recurre a las mentiras y difamaciones más descarnadas acusando a medio mundo de las purulentas lacras que corroen a su país, tratando de ocultar que no es más que un sanguinario imperialismo en decadencia.
Desde el surgimiento de la nación norteamericana e incluso desde mucho antes, las fuerzas imperialistas que han existido en su seno han alimentado los deseos de apropiarse de las riquezas y gobernar a su antojo a América Latina, de lo cual la resucitada Doctrina Monroe es un claro ejemplo.
En particular, la malévola intención de apoderarse de Cuba al precio que sea, se ha convertido en una obsesión paranoica.
Para entender las raíces ocultas de este fenómeno, vamos a centrarnos en el análisis del imperialismo yanqui como un sistema opresivo y explotador de los pueblos que basa su decadente poder en la trata de personas, el narcotráfico, el lavado de dinero y la corrupción, cuya perniciosa actividad, se traduce en guerras y conflictos por todo el mundo. Seguir leyendo