La corrupción, un fenómeno bien nocivo a los gobiernos latinoamericanos de izquierda

Jorge Rodríguez Hernández, miembro de la Presidencia Provincial de la Asociación Nacional de Economistas y Contadores de Cuba (ANEC), ofrece declaraciones a la Agencia Cubana de Noticias (ACN), en La Habana, Cuba, el 17 de febrero de 2020. ACN FOTO/Omara GARCÍA MEDEROS/ogm

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Por AUCALATINOAMERICANO

La corrupción, fenómeno apenas estudiado por las ciencias políticas, sociales, económicas y jurídicas, devino tema del artículo con el cual el periodista e investigador habanero Jorge Rodríguez Hernández obtuvo una de las menciones en el reciente Concurso Internacional de Ensayo Pensar a Contracorriente, en su XV edición.

Prestigiosos intelectuales cubanos y extranjeros integraron el jurado de ese certamen, dirigido a examinar y difundir el pensamiento crítico sobre los problemas y desafíos más apremiantes del mundo contemporáneo, y cuyos ganadores fueron premiados en el ámbito de la XXVII Feria Internacional del Libro de La Habana, clausurada el domingo.

Izquierda: ¿dinero ´´por la izquierda´´?, se titula el ensayo de Rodríguez Hernández, quien declaró a la ACN que resulta importante e impostergable ofrecer una visión acerca de la corrupción hacia el interior de los gobiernos progresistas de América Latina, por devenir una amenaza para la perdurabilidad de cualquier proyecto con orientación socialista, que pretenda cambiar un estado de cosas y en su lugar crear nuevos paradigmas.

Desde hace unos 30 años este periodista escribe e investiga sobre el mercado negro, entre cuyos rasgos precisamente figura ese fenómeno nocivo no solo a la Revolución Cubana, pues como él mismo señala en su artículo “la coexistencia con estructuras burguesas constituye una amenaza latente para cualquier tipo de gobierno izquierdista, en cuyas acciones prácticas subyacen rasgos propios del mencionado flagelo”.

También destacó que el Comandante en Jefe Fidel Castro ofreció a diario ejemplos de ese estilo rectificador que debe acompañar siempre a la izquierda, aún en condiciones económicas difíciles y de amenazas hacia lo interno y externo, en tanto el líder bolivariano Hugo Chávez llamó a luchar contra los demonios que sembró el capitalismo: individualismo, egoísmo, odio y privilegios.

Si bien el Che se mostró partidario de un rígido control central para enfrentar las manifestaciones de burocratismo en la primera etapa de la Revolución, las circunstancias actuales requieren de una fiscalización y supervisión más horizontal, tal como la experiencia histórica demuestra, afirmó el entrevistado.

Coautor del libro Yo soy Fidel. Pensamiento económico-social, publicado por la Editorial Ciencias Sociales, y merecedor de varios lauros en certámenes provinciales y nacionales, incluido el Premio por la Obra de la Vida Guido García Inclán, de la Unión de Periodistas de Cuba en la capital, Rodríguez Hernández actualmente es miembro de la presidencia de la Asociación Nacional de Economistas y Contadores de Cuba (ANEC) en La Habana.

Si a mediados de la década de los ochenta del siglo XX cubano, se advertían serios problemas relacionados con valores ético-morales y conductuales a nivel de individuo y de la sociedad, la crisis económica de los noventa agudizó algunos comportamientos sociales nocivos, como la especulación, el afán desmedido de lucro, la sustracción de bienes de la propiedad social y estatal, así como del patrimonio familiar, entre otros, señaló.

Este estudioso considera que el proceso de rectificación de errores y tendencias negativas no obedeció a una coyuntura histórica, sino que constituyó una cuestión estratégica para la supervivencia de la Revolución y la materialización de su proyecto de país, mucho más en las actuales condiciones del mundo y la creciente e histórica hostilidad de la administración norteamericana.

Es cierto, subraya finalmente, que las condiciones de agudización de la escasez, tienden a generar determinadas actitudes proclives al delito, inadmisible legal y moralmente, pero su reducción y eventual disminución no es solo un problema legal y moral; si su incremento tiene relación con el deterioro de la economía, su eliminación es también objeto de la economía, no únicamente del control de los recursos, sino de la distribución del producto social.

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