Por Ariel Pazos
La contrarrevolución en Cuba carece de base social. Esa es la realidad. No tiene seguidores en el mundo físico ni en el virtual.
Sin embargo, el aparato que hay tras ella no encuentra reparos a la hora de recurrir al fraude y la manipulación para aparentar lo contrario.
Así sucede hasta en las redes sociales. Causar confusión sobre las líneas de opinión prevalecientes en los internautas es uno de los objetivos de quienes impulsan operaciones contra los intereses generales de la mayoría de los cubanos. Seguir leyendo